domingo, 28 de noviembre de 2010

¿La historia para qué?...dijo alguien


...Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruinas, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso…
Tesis IX en Tesis Para la Historia
Me pidieron decir unas palabras de despedida, cuando reflexioné acerca de ello pude darme cuenta que esto más que una despedida, es el comienzo de un largo proyecto de vida al que vamos a dedicar gran parte de nuestra existencia, puesto que seremos historiadores, y el camino que hay que recorrer apenas comienza, hay que hacer camino al andar y esto está empezando compañeros.
Al comenzar a escribir esto, más que unas palabras de despedida decidí escribir experiencias, puesto que creo que la mayoría nos llegamos a topar en más de una ocasión con las incómodas pero más que comunes preguntas de: “¿Historia para qué?, ¿eso para qué sirve?, ¿tiene alguna utilidad?, ¿de qué vas a trabajar?”, irónicamente llegue a responder en muchas ocasiones que yo sería historiador con especialidad en tacos al pastor, desgraciadamente esta situación no está muy alejada de la realidad debido a que la historia, y las humanidades en general son disciplinas poco valoradas en una sociedad donde el olvido todo lo impregna, y donde la industria y el desarrollo tecnológico es lo que vale, tomándose a la historia como un pasatiempo, que se piensa erróneamente, cualquiera es capaz de llevar a cabo, simplemente recordando nombres y fechas. Situaciones por demás falsas, porque el historiador no es un recopilador de datos, el historiador es aquella persona que analiza los distintos procesos por lo que la humanidad ha pasado a lo largo del tiempo.
Ya Marc Bloch comenzaba uno de sus libros más famosos con la siguiente frase:
…Papá, explicame para qué sirve la historia, pedía hace algunos años a su padre, que era historiador, un muchachito allegado mío…
Y es que lo primero que se nos llega a cuestionar a los historiadores es la utilidad de nuestro oficio, oficio muy poco valorado en esta sociedad donde la técnica lo domina casi todo, en donde la reflexión no tiene cabida, en este mundo hay que hacer y producir, procurando pensar, leer y escuchar lo menos posible con conciencia crítica. El historiador lleva una gran responsabilidad cuando, a contra corriente, trata de hacer un poco consciente a la sociedad en la que vive y se desenvuelve, claro sin pecar de vanidad, puesto que no somos más ni somos menos que un obrero o que un filosofo o un ingeniero, somos simplemente una parte de la enorme gama de conocimiento que trata de explicarnos este complicado mundo humano.
La historia es un cúmulo de irresoluciones, estamos conscientes que no se puede aprehender todo del pasado, y mucho menos se pueden explicar los hecho tal y como sucedieron, pero como dijo Bloch:
…Estas irresoluciones son nuestra excusa. Mejor aún: a ellas se debe la frescura de nuestros estudios. No sólo tenemos ese derecho de reclamar a favor de la historia la indulgencia debida a todos los comienzos. Para todo espíritu una solución que bien vale por la del éxito más cabal…
Es decir, tal vez no encontremos soluciones cabales a nuestras investigaciones o a nuestro quehacer como lo haría un médico, un reportero, un ingeniero o un químico, pero no por ello debemos bajar la guardia, puesto que eso es lo que debe impulsarnos a seguir adelante, a renovar, a buscar desde distintos ángulos y desde distintas perspectivas, es decir, la poca certeza de a donde llegará nuestro trabajo como historiadores, tal vez se deba a que nosotros no hacemos la Historia, más bien cabría decir que nosotros, los historiadores nos debemos a la Historia, y que la investigación misma guía y traza su camino, no podemos forzar o guiar una investigación a placer, eso es lo rico y lo bonito de la historia.
Bien lo dijo ya W. Benjamin:
…El historiador es un profeta volteado hacia atrás. Da la espalda a su propia época; su mirada de vidente se enciende ante las cumbres de los acontecimientos de antes, que se acumulan en el pasado. A esta mirada de vidente, su propia época le está presente de manera más clara que a aquellos que “mantienen” el paso de su época…
Es decir, el historiador carga sobre sí una gran responsabilidad, la Historia de toda la humanidad, y todo lo que ello implica, es responsabilidad del historiador, somos el chamán, el gran sacerdote, el abuelo, los libros, los archivos, el sabio del pueblo y todo aquello que guarde en su sabiduría algo de historia, algo de conocimiento relacionado con el ser humano, por eso es que también Benjamin nos advierte que:
…Quien anda en el pasado como en un desván de trastos, hurgando entre ejemplos y analogías, no tiene ni la menor idea de cuánto, en un instante dado, depende de la actualización del pasado…
Es decir, debemos hurgar en el pasado con responsabilidad, no podemos andar a la deriva, puesto que la historia es ese constante devenir que llega hasta nuestros días, el historiador no es solamente aquel ratón de biblioteca y archivo que se la pasa hurgando en el pasado, recopilando y armado datos vacios de sentido, el historiador no es aquel ser anacoreta o asceta, que solitario busca consuelo en los “pasados gloriosos”, el historiador también es un ser que vive en su presente, comprendiendo de mejor manera su constante devenir, bien dijo también Benjamin que:
…El historiador vuelve las espaldas a su propia época, y su mirada de vidente se enciende en las cumbres de las generaciones humanas anteriores, que se hunden cada vez más hondo en el pasado. Es precisamente para esta mirada de vidente para la cual la propia época se encuentra presente de manera más clara que para aquellos contemporáneos que “avanzan al paso “ de ella…
Y no debemos olvidar que este camino que empezamos a recorrer hace cuatro años, apenas comienza. Recuerdo que cuando decidí entrar a la universidad mis padres me preguntaron (palabras más, palabras menos) -¿Qué quieres ser en la vida?- a lo que respondí en tono más o menos irónico –quiero ser feliz- y ellos dijeron –bueno sí, pero que quieres estudiar-, y yo les dije obviamente que historia, esta es una experiencia personal, supongo que un tanto parecida a la de muchos de ustedes, puesto que desde el momento en que decidimos estudiar historia, tomamos la estafeta y nos adentramos en este maravilloso mundo de la historia, este mundo mal comprendido, más no incomprendido por la mayoría, puesto que decir historia nos remite automáticamente a las clases de historia de la primaria, la secundaria y la preparatoria, en donde lo profesores nos obligaban a memorizar infinidad de fechas, nombres de personas y batallas o lugares “importantes”. No señores, la historia es mucho más que eso, pero estamos acostumbrados a prejuiciar una carrera, una ciencia o disciplina sólo por lo que se ve encima, la historia es la disciplina que se encarga de estudiar a los hombres en el tiempo y todo lo que ello implica.
Pero los prejuicios y la incomprensión son bárbaros, ya bien lo dijo el gran maestro, Marc Bloch, con sabias y severas palabras:
…Para quien no sea un tonto de talla mayor, todas las ciencias son interesantes. Pero cada sabio sólo encuentra una cuyo cultivo le divierte. Descubrirla para consagrarse a ella es propiamente lo que se llama vocación…
Creo que nosotros tenemos vocación por la historia, y puesto que uno de los grandes anhelos del ser humano ha sido encontrar la felicidad, y consagrarse a lo que le gusta, le place, le llena o simplemente le satisface, creo que la historia es una buena manera de llegar a esta felicidad, por eso es que les digo compañeros, vivan, sientan, gocen y disfruten la historia, sean felices, porque el hecho de estar hoy aquí es sólo un paso en el largo camino que hay que recorrer, pero también es muestra de que esta es nuestra vocación, de que si llegamos hasta aquí es porque la historia realmente nos puede guiar hacia esa felicidad.
El historiador debe ser una persona con sensibilidad especial, para poder comprender a los muertos, pero también debe aprender a convivir con los vivos, cosa que se ha perdido actualmente en la mayoría de los historiadores, quienes preocupados en exceso por el trabajo intelectual, se han separado demasiado del terreno de la práctica. Por eso es que no debemos olvidar que somos seres que vivimos en el presente y que la historia no sólo es el estudio del pasado.
Compañeros, les invito a reflexionar acerca de lo que hemos aprendido y aprehendido a lo largo de estos cuatro años, recordemos las enseñanzas que hemos recibido en el aula, y agradezcamos a los profesores porque con buenas palabras y lecturas, pero también con malos ejemplos nos han enseñado lo que un historiador debe hacer y debe también procurar evitar.
La historia es poco, o mejor dicho, muy poco valorada por nuestra sociedad, comenzando por nuestras autoridades, puesto que la consideran poco importante para la formación de los estudiantes como parte esencial de los planes de estudio, es por ello que tenemos un gran trabajo por delante, debemos reconceptualizar el término de historia. La historia y el historiador deben comprender a su sociedad, acercarse a ella y entenderla no sólo desde su pasado, para que con ello la sociedad pueda comprender también la labor del historiador, puesto que el historiador es actualmente tenido como un ente erudito que vive con los muertos y olvida su presente, en el supuesto, erróneo por cierto, de que el presente no es aun historia.
La labor histórica en muy digna y a nadie más que a nosotros nos corresponde reconceptualizarla, nos corresponde hacer que se revalore y que se comprenda en su justa dimensión, la labor del historiador es tan digna como la de cualquier “científico” que dice tener la “verdad” en sus manos. El historiador tal vez viva en la incertidumbre, y tal vez nunca pueda acceder a la “VERDAD”, pero eso es parte de la esencia de la historia, somos responsables en gran medida de la conciencia que una nación, que una sociedad, que una familia o un país se pueda formar de sí misma, es por ello que la responsabilidad crece, y aunque no lo pareciera lo historiadores somos necesarios para nuestra realidad, para nuestra sociedad, y no somos menos que los “científicos duros”, bien dijo Bloch que “No hay menos belleza en una exacta ecuación que en una frase precisa”
Me gustaría para terminar, recurrir nuevamente a la palabra escrita de Bloch, quien pareciera haber escrito para nosotros y para este día lo siguiente:
…Me gustaría que entre los historiadores de profesión, los jóvenes sobre todo, se habituaran a reflexionar, sobre estas vacilaciones, sobre estos perpetuos arrepentimientos de nuestro oficio. Ésa será para ellos mismos la mejor manera de prepararse, por una elección deliberada, a conducir razonablemente sus esfuerzos. Sobre todo me gustaría verlos acercarse, cada vez más en un número mayor, a esta historia a la vez ampliada y tratada con profundidad, cuyo diseño concebimos varios –cada vez menos raros-…
Jesús Alejandro Báez Rodríguez.
Palabras de despedida para la Lic. En Historia UAQ. 2 de Julio 2010

miércoles, 7 de julio de 2010

Blade Runner ¿El despertar de un sueño? (completo)

Jesús Alejandro Báez Rodríguez.


BLADE RUNNER



¿EL DESPERTAR DE UN SUEÑO?

Desgarra la nube; el arco iris

Brillando ya en el cielo

Y en un fanal de lluvia

Y el sol el camino envuelto.

Desperté ¿quién enturbia

Los mágicos cristales de mi sueño?

Mi corazón latía atónito y disperso
(A.Machado en "Galerías")


SIGLO XX: ENTRE LOS SUEÑOS Y LAS PESADILLAS

Con la Revolución industrial acaeció el crecimiento urbano, y con ello la creencia de que la Industrialización nos iba a traer felicidad, tecnología y el desarrollo pleno del ser humano, además de la repartición justa de la riqueza, cosa que como bien sabemos nunca se logró del todo, nunca se logró que los países periféricos se incorporaran al mercado internacional en una situación de igualdad porque simplemente el sistema no está hecho o diseñado para ello.

Junto con lo anterior nacieron las grandes utopías, en donde el capitalismo y el liberalismo propusieron el libre mercado, para con ello lograr el supuesto de que la riqueza se repartiría de alguno u otra manera, y también nació su contraparte, el socialismo utópico y el comunismo, que anhelaban una sociedad que no estuviera regida por el dinero, en donde todos fuéramos iguales, pero pasando por un proceso, en donde una de sus fases sería la dictadura del proletariado; ¿acaso no era suficiente ya con el dominio que los unos ejercían sobre los otros dentro del sistema capitalista?

Con los positivistas aun se tenía la visión lineal y ascendente de la historia, que habían heredado de San Agustín, en donde se tenía la certeza de que el futuro siempre nos deparaba cosas mejores que el presente, en donde se creía ciegamente que se podía ser mejor, que no había razones para no creer en ello, que éramos seres predestinados por nuestra propia razón, y por ser poseedores de la razón misma, de llevar a todo el mundo, a partir de la visión occidental y reduccionista, la felicidad, muy al modo occidental y tecnócrata, pero al fin y al cabo felicidad, ese gran anhelo, ese gran sueño que todo mundo piensa que podrá alcanzar en alguna etapa de su existencia.

La I Guerra mundial fue el primer gran revés que sufriría la humanidad en el vertiginoso siglo XX, y quien creyera que esta guerra habría de ser la gran lección del siglo, estaba muy equivocado, aun faltaban cosas mucho más terroríficas que eso. La I Guerra mundial tan solo era el principio de una larga cadena de sucesos que terminaron con lo sueños de una adolescente humanidad que aun creía en sí misma, que creía en que los avances técnicos aun podía acarrear felicidad e igualdad para todos, pero el panorama que le deparaba a esa humanidad era desolador.

Poco después de estallar la I Guerra mundial, en Rusia sucedía algo inaudito; en un país de campesinos, donde existía una ínfima clase proletaria, había estallado una revolución de corte socialista, los anhelos de una sociedad sin clases parecían cristalizarse ante los ojos atónitos de todo el mundo, pero sobre todo, ante los ojos de todos aquellos países utraliberales como EUA e Inglaterra, a quienes comenzaba a llamarse genéricamente imperialistas. El llamado “Socialismo real” parecía estar cristalizando los sueños de formar una sociedad perfecta, pero con nuestra visión de profetas del pasado, podemos decir que muy pocos de estos anhelos se cumplieron, porque al fin y al cabo esos “sueños cristalizados” no eran más que sueños y acciones que estaban realizando un grupo de seres humanos, tan imperfectos y tan perfectibles como cualquier otro grupo humano de cualquier otra época.

Sin saberlo y en el momento menos esperado, la ola socialista que se estaba extendiendo por el mundo a partir de la Revolución rusa sería aplastada por lo que se conoce como los gobiernos totalitarios, aunque bien cabría Rusia dentro de esta clasificación, se hablará aquí de gobiernos totalitarios de corte fascista. Éstos estaban dirigidos por regímenes personalistas y nacionalistas, que aludían al pasado glorioso como forma de identidad para lograr la felicidad del pueblo, mejor dicho de “su pueblo y de su raza”.

Con el desarrollo industrial y el estallamiento de la Segunda gran guerra del siglo, se descubre que no solamente la industria y el “desarrollo” técnico sirven para el beneficio de la humanidad sino también para su perjuicio, las nuevas tecnologías serán utilizadas para la guerra en perjuicio de la humanidad misma, en perjuicio de su creador, la humanidad comienza a desconfiar de las tecnologías, las maquinas no sólo quitan empleos, sino que además los nuevos conocimientos “científicos” también pueden acabar no sólo con los sueños, sino con la humanidad misma, brutal muestra de ello son las bombas arrojadas a la población civil de Hisoshima y Nagasaky.

El saldo de la II guerra mundial significó una gran catástrofe para la humanidad, pues dejó a su paso millones de muertos, y un pesimismo es sí misma como nunca antes, esto pudo verse reflejado tanto en la literatura y filosofía con el existencialismo, en donde el pesimismo y la falta de anhelos son plasmados por Sartre y por Camus de una manera tal, que puede llegar a dañar psicológicamente a un menor si se le leyera antes de dormir algún texto de estos autores, el pesimismo abarca desde el aspecto social, literario, hasta el cultural, la generación de la posguerra, a quien le tocó vivir las atrocidades de manera directa y en carne viva, perderán muchas de sus esperanzas, y muchos de sus sueños se trocarán en pesadillas, pasmosas pesadillas que parecerán no tener fin.

Será hasta la década de 1960´s cuando nuevos anhelos surjan, parecerá que los jóvenes, a quienes por cierto no les tocó vivir las atrocidades de la guerra, resuciten sueños y anhelos que parecían haber quedaron enterrados bajo millones de cuerpos en los campos de batalla y en los campos de concentración. Los jóvenes de esta década creerán en que una sociedad mejor puede ser posible, y que si la generación de sus padres vive en pesimismo eterno, ellos pueden ser el motor que revitalice al mundo entero, no sólo en Europa, sino también en América e incluso en Asia.

En Europa surgirá el movimiento estudiantil más famoso que haya existido en el mundo, más específicamente en Francia. Durante el mes de mayo estalló la furia de los estudiantes inconformes, quienes con una fuerza inaudita lograron el apoyo de miles de trabajadores, quienes paralizaron al país, a una Francia gobernada por De Gaulle, héroe de guerra que sin embargo, a los ojos de los estudiantes, no estaba haciendo bien las cosas. Los estudiantes logran tomar la Sorbona y por varios meses mantienen en estado de sitio la ciudad, armados con adoquines que toman de las calles y refugiados es barricadas logran mantener el control momentáneo de París, pero como en toda buena película europea, el final no es feliz y pierden la que parece la última batalla estudiantil del siglo.

La decepción que trajo consigo la derrota del mayo francés fue muy grande y por todo el mundo surgen rebeldes sin causa, o mejor dicho con causas efímeras o poco trascendentales, aunque otros movimientos que surgen en esta época van a ser de corte pacifista, como los de la música folck, el rock, o el movimiento hippie. Pero no todo parecía perdido, algunos logran mantener sueños y anhelos que verán pasar ante sus ojos como algo que puede ser realizable, como la reivindicación negra en EUA con los Black Panters o Martin Luther.

Para la década de 1980´s el fracaso de muchos de estos movimientos, la pérdida de los sueños que los alimentaban y el desastre ecológico causado por el avance técnico, además de lo vivido en las guerras y las posguerras y lo que parecía el inminente fin del mundo con la amenaza nuclear, terminarán por esfumar esos sueños, porque el fin del mundo se veía mucho más cercano que nunca antes en toda la historia de la humanidad. El mundo estaba dividido entre capitalistas y comunistas, el mundo ya no veía al futuro como la oportunidad de lograr algo mejor, el tiempo ya no es utópico, sino más bien distópico, los anhelos se esfuman con el fin de siglo, y las promesas de bienestar de la modernidad que trajeron consigo los avances técnicos e industriales jamás llegaron, y ahora vivimos en un apocalipsis diario, el mundo se nos revela distópico a cada instante, la humanidad tal vez y de manera momentánea ha enterrado sus sueños como un tesoro que aguarda a ser descubierto.

BLADE RUNNER

Ahora, después de este intento de panorama general, me dispongo a analizar puntualmente la película y la relación que ella tiene con respecto a lo que anteriormente se ha dicho, sea de paso mencionar que lo que se ha tratado en las cuartillas anteriores ha salido de mi ronco pecho, y que ello creo yo, ayudará a un mejor tratamiento de las películas y su relación entre utopía y distopía, modernidad y posmodernidad.

Serge Gruzinski comienza el libro “La guerra de las imágenes” citando a Blade Runner de la siguiente manera:

Los Ángeles, 2019: cielo color naranja, contaminado por lluvias ácidas, perforado por penachos de llamas, suspendido por encima de las pirámides de las grandes “Corporaciones” cuyas enormes moles recuerdan la imagen de los templos precolombinos de Teotihuacán. La imagen está por doquier: sobre los rascacielos, en los aires, detrás de las vitrinas inundadas por la lluvia…Una multitud ruidosa y heterogénea, occidental, hispánica y asiática, pulula por la calles sucias y se lanza por los pasajes, corre entre los detritos, los chorros de vapor y los charcos de agua donde se refleja el cintilar de las imágenes multicolores.

Blade Runner, afirma Gruzinski, es una obra maestra de la ciencia ficción contemporánea , afirmación con la que estoy completamente de acuerdo. Blade Runner es el comienzo del fin imaginario, del fin de la humanidad, sus imágenes oscuras, sin nunca mostrar un horizonte que puede significar un futuro mejor, nos muestran que la humanidad misma cavó su tumba, la gente pudiente puede buscar nuevos horizonte en mundos lejanos, pero ni los humanos que se han quedado en la tierra, ni los replicantes tienen la oportunidad de buscarlos.

Un mundo heterogéneo, sin sueños, sin anhelos se nos muestra ante nuestros ojos en Blade Runner, los replicantes, copias tan exactas de los humanos, que ni los mismos humanos pueden distinguir se vuelven contra sus creadores. La humanidad siempre soñó con tener “robots” tan semejantes a ellos, que cuando logró crearlos, estos se volvieron contra su creador, creador que perdió sus sueños ante tan desoladora realidad, y ante el oscuro devenir que nada bueno podía deparar, después de haber acabado con nuestro mundo, con el hogar que nos vio nacer.

Pero incluso en las sociedades más podridas como la que se nos muestra en Blade Runner, afirma Cioran deben existir sueños porque a la larga, la vida sin utopía es irrespirable, para la multitud al menos: a riesgo de petrificarse, el mundo necesita un delirio renovado. , porque aun en las sociedades más distópicas, debe existir una chispa de sueños que logren dar vida a la humanidad que terminó con su vida misma.

También algo parecido concibe Magris, pues nos dice que la humanidad vive de utopías y distopías, como si se tratase de un ciclo vital, de morir y renacer, y que aun hoy que parece que las tiniebla nos envuelven puede existir un anhelo de poder ser mejores:

Es realmente delictivo olvidar las atrocidades del siglo de Auschwitz, pero tampoco es lícito pasar por alto las atrocidades cometidas en los siglos anteriores sin que la conciencia colectiva cayera en la cuenta y le remordieran. Creer confiadamente en el progreso, como los positivistas del siglo XIX, es hoy ridículo, poro igualmente obtusas son la idealización nostálgica del pasado, y grandilocuente énfasis catastrófica. Las nieblas del futuro que se cierne exigen una mirada que, en su inevitable miopía, se vuelve menos miope gracias a la humildad y a la autoironía.

Aunque por otro lado, también habría que tomar en cuenta que si bien es cierto que en otras épocas y en otros tiempos se han cometido atrocidades y crímenes de la humanidad hacia la misma humanidad, también es cierto que nunca antes las comunicaciones y los avances tecnológicos habían puesto a la humanidad entera tan al borde de la extinción, en cualquier momento pudiera culminar la macabra obra de morir bajo nuestro mismo yugo, y tal vez en el momento menos pensado de manera inesperada.

Pero no por ello los anhelos deben dejar de lado la capacidad de soñar y de anhelar. Benjamin, a quien le tocó vivir en carne propia la II Guerra mundial, dice que debemos esforzarnos por alcanzar la felicidad, el anhelo supremo de todo ser humano, pues en cada época en preciso hacer nuevamente el intento de arrancar la tradición de manos del conformismo que está siempre a punto de someterla

Buena lección la que da Benjamin, pues si bien es cierto que la humanidad ha perdido las ganas y la visión de que un mundo mejor puede ser posible debido a que la modernidad ha fracasado en la mayoría de sus promesas, incluso en el plano político, en donde la democracia era la principal propuesta, también es cierto que no debemos abandonarnos al conformismo, no debemos dejar que el conformismo nos devore, porque aun en la época más oscura de la humanidad, no hay un instante que no traiga consigo su oportunidad revolucionaria

Pero el principal fracaso de la modernidad y del progreso es que se nos develó ante los ojos como imparable y uniforme como un avanzar sin retroceso, camino a la perfección, en donde el tiempo lineal y ascendente debería traer por igual la felicidad y el bienestar a toda la humanidad, Benjamin dice que la idea de progreso del género humano, en la historia es inseparable de la representación de su movimiento como un avanzar por un tiempo homogéneo y vacío

Blade Runner, vino a romper con esta visión, debido a que nos presenta la visión del contexto en el que fue realizada, pues durante los ochentas del siglo pasado, habían sucedido tantas cosas atroces, que el futuro ya no se veía que pudiera traernos cosas mejores, y la visión del tiempo lineal y ascendente por mera inercia comienza a romperse, Blade Runner rompe de alguna manera con el paradigma de que la humanidad está en constante progreso ascendente e imparable.

Los distintos autores mencionan que la humanidad debe vivir tanto de utopía como de distopía, de anhelos como de fracasos, de sueños de perfección como de conformismos, porque a pesar de que la historia del ser humana está plagada de sueños, también es cierto que estos sueños poco o nada han podido cumplirse en el plano real. Los historiadores incluso miramos al pasado como profetas que pueden ver lo que sucederá, y sin embargo, cuando volteamos hacia el frente, no podemos más que ver que lo que se ha soñado se ha quedado en sueños efímeros.

Magris dice que el final y el principio del milenio necesitan utopía unida al desencanto. El destino de cada hombre, y de la misma Historia, se parece al de Moisés, que no alcanzó la Tierra prometida, pero que no dejó de caminar en dirección a ella . Es decir, que por más que las promesas se queden sólo en promesas, no debemos dejar que ello nos haga sucumbir ante nuestra realidad, debemos mantener ese espíritu de búsqueda más que nunca, porque si no estaremos condenándonos a morir, pero morir ni siquiera en el intento.

Al descubrir que los sueños de la humanidad se han quedado en sueños, no puedo más que sentirme un replicante al que le han implantado una memoria, que bien pudiera ser la de alguien más, entonces mis sueños, mis anhelos, mi porvenir, no son más que ingeniería técnica, sueños implantado que nada tienen que ver con mi cuerpo, pero al sumergirme en Blade Runner no hago más que descubrir que mi realidad, el aquí y el ahora no es tan diferente de como se muestra en la película, soy un replicante más de carne y hueso, mi memoria, tal vez sea la de mis padres o mis abuelos, o de la humanidad entera, que mis pensamientos son dominados por tecnócratas que no conozco, mis sueños y mis anhelos me son transferidos cual cuenta bancaria, por medio de los medios masivos de comunicación, de las redes sociales, e incluso de las lectura, y me descubro un replicante y cada vez más creo que Blade Runner no es ciencia ficción.

Hoy buscarás en vano

A tu dolor consuelo

Lleváronse tus hadas el lino de tus sueños

Está la frente muda,

Y está marchito el huerto.

Hoy sólo quedan lágrimas

Para llorar. No hay que llorar; ¡Silencio!
(A. Machado en "Galerías")
Referencias:

Magris, Claudio Utopía y desencanto, Barcelona, Anagrama, 2001

Cioran E. M. Historia y utopía, México, Marginales Tus Quets editores, 2003.

Benjamis, Walter, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, México, Contrahistorias, 2005

Gruzinski, Serge, La guerra de las imágenes, de Cristóbal Colón a Blade Runner (1492-1019), México, FCE, 2006.

 Blade Runner – Dir: Ridley Scott – USA – 1982 – 117 min.

viernes, 21 de mayo de 2010

Agua de las verdes matas tu me tumbas, tu me matas, tu me haces andar a gatas...

El pulque representó durante mucho tiempo, un factor importantísimo de identidad para el mexicano, formando parte fundamental de su dieta durante varios siglo, hasta que fue desplazado y sustituido por otros alimento y bebidas, como la cerveza, y más recientemente el tequila. Cualquier cultura tiene necesariamente factores que hace que sus miembro se sientas parte de ella, que sientas cierta pertenencia, estos factores tiene que ser comunes, como la lengua; algunas veces la religión; costumbres; música o comida.


La comida es uno de los factores que más rápidamente se identifican con una cultura, porque; ¿quién no ha extrañado en más de una ocasión la comida cuando ha estado lejos de casa?, Llámense tortilla, tamales, el mole de la abuela, los chiles en nogada, la carne asada con una buena salsa etcétera. Por eso es que el paladar es uno de los factores fundamentales por medio del cual se puede estudiar la historia de un pueblo.

El pulque es una bebida enigmática por su origen, y respetada por sus atributos embriagantes, con los cuales se podía llegar a tener un vínculo más directo con los dioses en la época prehispánica, su uso y su valor ritual irán cambiando conforme vaya pasando el tiempo. Cuando los españoles llegaron no encontraron nada agradable en ella, empezando por el sabor, un sabor desconocido y extraño que no tenía nada que ver con el vino de la vid tan apreciado por ellos, pero esta apreciación tenía no solo una connotación de gusto, sino también una carga cultural muy fuerte, asociada con la tradición judeo cristiana de la cual ellos eran herederos.

Los españoles nunca terminaron por adoptar al pulque como bebida sustituta del vino, sin embargo lo toleraron y lucraron con él durante buena parte de la colonia, aprovechándose de la añoranza que los indígenas sentían por su pasado y su cultura al reunirse a beber en las pulquerías. Pronto los negros, los mestizos y mulatos adoptaron e incluyeron al pulque en su dieta cotidiana, siendo desde entonces la bebida predilecta del pueblo. Para el siglo XIX el pulque se convirtió en parte fundamenta de la dieta de todo mexicano, testimonios como los del Barón de Humbolt o de Madame Calderón de la barca lo confirman, esto permaneció así hasta que fue sustituido por la cerveza ya entrado el siglo XX, relacionándosele con las malas costumbres, y con las clases bajas. Actualmente el pulque es una bebida que se produce a pequeña escala y como producto de autoconsumo por algunos campesinos, aunque también es muy popular en las fiestas populares de muchos pueblos. También es muy solicitado por turistas que quieren probar cosas diferentes.

viernes, 19 de marzo de 2010

"Me lleva el chanfle"



"Me lleva el chanfle", "es que no me tiene paciencias", "profesor jirafales", etc. Son sólo algunas de las frases que han quedado inmortalizadas en el imaginario colectivo y popular no sólo de México, sino de todo América Latina e incluso en algunos países de otras partes del mundo, donde el chavo y sus personajes han divertido a muchas generaciones, incluyendo la de mis padres y la mía, con personajes como el chompiras, el cavo del 8 y el chapulín colorado. Junto a estos personajes también hubo otros que se inmortalizaron, como el caso de Don Ramón, un viejo padre solterón, vividor, que se las ingenia para salir adelante sin pagar la renta. Don Ramón, a pesar de no ser uno de los personajes principales en el Chavo del 8, ha quedado inmortalizado en muchas imagenes, incluso debo confezar que cuando en una ocasión vi la imagen de la cara de Don Ramón impresa en una playera con la famosa frase "Me lleva el chanfle", no pude resistir las ganas de comprarla, al igual que mi cuñado y mi hermano, que aunque pueda parecer ridículo, la estremanos el mismo día de navidad, tal vez como un homenaje inconciente en memoria de uno de nuestros personajes favoritos o tal vez por el mero gusto de compartir nuestra afición a este tipo de expresiones de la industria cultural.


Las imagenes de humor no siempre tienen que llevar una intencionalidad política, aunque algunos afirman que ninguna imagen está completamente despolitizada. Cierto o no, a mi me divierten sobremanera imagenes que puedan llevar un contenido político expreso o no, llamese comic, caricatura política e incluso fotomontajes. Respecto a estos últimos quisiera enfatizar que a últimas fechas, y gracias a la tecnología, se han logrado crear un sin fin de imagenes de este tipo, esto debido a que casi cualquier persona que tenga acceso a una computadora puede crear un fotomontaje. Los que más me agradan son los del famosísimo personaje de Don Ramón, quien con su muy identificable frase de "me lleva el chanfle" y gracias a que es homónimo de uno de los grupos de punk más famosos del mundo, ha quedado inmortalizado en imagenes donde aparece con este famoso grupo. A continuación les dejo algunas imagenes, caricatura y fotomontajes de Don Ramón.

monos de prensa

El ser humano es un ser sociable por naturaleza, y esa sociabilidad lo ha encausado a tener distintas formas de organización política a través del tiempo, esto lo ha obligado a tener que ingeniar diversas formas de difusión de ideas de los distintos grupos que se disputan el poder. En este sentido la prensa escrita ha jugado un papel muy importante en la opinión pública, pues representa uno de los medios de información más importantes que ha tenido la humanidad desde la invención y el uso de la imprenta.
La difusión de ideas siempre va a ser muy importante para las distintas corrientes que se disputan el poder de cualquier país, es por eso que la prensa ha jugado un papel crucial en lo referente a la formación de distintos grupos políticos y sus adeptos, convirtiéndose incluso en un actor político muy influyente en las distintas capas sociales.
El caso de México es muy semejante a muchos de los latinoamericanos, donde la formación de la nación va a ser precedida por la conformación del Estado, es por eso que el Estado, hablando en el caso particular de México, se va a preocupar por difundir la idea de una nación atemporal, creando en el imaginario colectivo, la idea de que la nación nació mucho antes que el Estado, lo que justificaría la existencia del mismo, y legitimaría la forma de gobierno en turno.
Cuando México se emancipe de España, va a tener que enfrentarse a un gran dilema en cuanto a la forma de organización política se refiere, ya que hay que recordar que por casi trecientos años la forma de gobierno no varió mucho, lo que complicará las cosas cuando algunos personajes mexicanos, conocedores de las ideas ilustradas, y algunos de ello partícipes en los acontecimiento gaditanos, quieran ponerlas en práctica, cosa que lograrán en 1824, implantando la forma republicana de gobierno, con una constitución y una democracia, al menos en el papel. Esta forma de gobierno tendrá como principales fuentes de inspiración algunas ideas ilustradas, gaditanas y también estadounidenses, esto propiciará que, como ya mencioné, los personajes que se encuentren en la cúpula del poder, tengan que legitimarse ante el auténtico soberano; el pueblo.
México enfrentará muchas dificultades al momento de conformarse como un Estado Soberano, pues además de la problemática política y social interna, va a tener que lidiar con constantes amenazas externas. Las amenazas externas, ya bien conocidas, van a ser con potencias como EUA, España y Francia, principalmente. Las distintas invasiones hacia el territorio mexicano harán que el poder y la forma de organización política se tambaleen. Las luchas intestinas en México girarán en torno a distintas ideologías como: centralistas y federalistas en primera instancia, para después convertirse en la lucha entre conservadores y liberales.
Las distintas corrientes que se disputarán el poder durante todo el siglo XIX van a buscar un medio de difusión para sus ideas, con el fin de encontrar adeptos y de tratar de convencer al bando contrario de que sus ideas y principios son mejores, cada quien, siguiendo estrategias diferentes, tratarán de hacer ver que lo que buscan es el bienestar de la mayoría. Pero va a haber un punto de inflexión donde las distintas corrientes van a coincidir y luchar, éste será un instrumento de difusión que todos van a usar, me refiero a la prensa, un medio de difusión muy eficaz y que además de todo representaba un bajo costo de inversión.
La prensa es un medio de comunicación muy subjetivo, y hay que tener cuidado al estar en contacto con este medio de comunicación cuando se pretende hacer una reconstrucción del pasado haciendo uso de la hemerografía, en este sentido Adriana Pineda dice que La imagen del periódico ha tenido matices diferentes en concordancia a los contextos políticos y sociales , es decir, la prensa habla sobre el presente, nos muestra el instante mismo de la noticia, y se descontextualiza en el momento en que ésta sale de la escena política que nos muestra.
Los principales bandos en los medios de comunicación impresos lo van a conformar dos principales grupos: la prensa oficial, casi siempre subvencionada por el gobierno en turno y la prensa de oposición, que no siempre va a ser liberal o conservadora, pues dependerá en gran parte del quién se encuentre en el poder y contra quién se esté luchando. Dentro de la prensa, ya sea de oposición o no, se van a tratar de inculcar distintos valores que irán formando al ciudadano ideal, al ciudadano patriota, al ciudadano que se sienta parte de una sola nación sin importar la existencia de muchos mexicos, y de muchos pasados discordes.

viernes, 5 de febrero de 2010

Si nunca escribo

John Guadalupe Pérez, un joven entusiasta que gustaba del placer de la literatura pensó un buen día cómo se sentiría escribir, había disfrutado tanto de la lectura, pero nunca había incursionado en el mundo de la escritura, gustaba de leer mientras viajaba, en sus ratos libres en el trabajo, incluso en el baño, pero nunca se le había ocurrido la idea de escribir, fue entonces cuando saltó a su mente esa pequeña pero incomoda pregunta; ¿escribir para qué?, Y se preguntó si podría tener alguna repercusión en el curso de la historia el hecho de que él escribiera, y si realmente alguien lo leería.

John Guadalupe pesó que era muy fácil leer e imaginar mundos nuevos con los textos de otros, pero nunca había pensado si podría tener el mismo placer al leer sus propios textos, puesto que lo que los demás escribían era algo ajeno que él tomaba y hacía propio, imaginó que tal vez no sería lo mismo leer algo escrito por él, pensó que eso sería pérdida de tiempo, puesto que lo que él imaginaba con los textos ajenos era mucho más placentero que el solo hecho de pensar en leer algo en lo que él tuviera toda la participación, no podía concebir el solo hecho de pensar que no sería placentero tratar de imaginar un mundo diferente en los textos que él mismo pudiera llegar a realizar.

La vida de John Guadalupe trascurrió sin pena ni gloria, en el anonimato de sus lecturas, siempre atento a imaginar lo que otros había escrito, sobre lo que otros se habían tomado la molestia de escribir, a John le tenía sin cuidado esto, porque disfrutaba sus lecturas sin remordimiento, pero con el miedo de pensar que los escritores de los textos que él leía, no pudieran gozar del mismo placer que él sentía cuando se sentaba a leer. A John nunca le importó que los demás no conocieran su maravillosa imaginación, desarrollada a lo largo de tantas y tantas lecturas, era la mente de John una esponja que absorbía y derramaba imaginación que haría revivir a los muerto de la emoción de leer algunas cuantas líneas escritas por John.

La imaginación es el primer requisito que puede existir para que una persona se siente a escribir, si es bueno o malo, ya no le tocará decirlo al autor, sino a sus lectores y críticos que echen a volar su imaginación al momento de leer lo que las maravillosas líneas escritas quieran decir, pero también siendo concientes que cada mente es diferente, y cada mente echa a volar su imaginación de manera única e irrepetible, John no quiso compartir su imaginación con nadie, pero no pensó en que eso era cobardía y egoísmo.